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Muy bien, hablemos de la gran pregunta: ¿Está mal ir al gimnasio en bicicleta eléctrica? O sea, te ves listo para levantar pesas, sudar la gota gorda y quizá hasta superar en press de banca a ese tipo que siempre acapara la jaula de sentadillas. Pero luego te subes a tu bici eléctrica y dejas que ese motor eléctrico haga casi todo el trabajo. Es como ir a una maratón en taxi, ¿no? ¿O no?
¡Vamos allá, fanáticos del gimnasio!
Lo primero es lo primero: vas al gimnasio. ¡Eso ya es un logro! Ya sea que vayas en bicicleta eléctrica, en bicicleta normal o en una camioneta de lujo, lo importante es que vayas. Ahora bien, hablemos de las bicicletas eléctricas.
Ir al gimnasio en bicicleta eléctrica puede parecer una forma de privarse de un buen entrenamiento, pero analicémoslo. Quizás vives demasiado lejos para ir andando o en bici como antes, o quizás simplemente no quieres llegar al gimnasio empapado en sudor. Oye, ¿quién quiere oler a vestuario de instituto antes de empezar a entrenar?
“Pero un momento”, dirás, “¿acaso ir al gimnasio no forma parte del entrenamiento?”. Claro, si te gusta eso de hacer cardio antes de levantar pesas. Pero si eres como la mayoría, prefieres guardar energías para levantar mucho peso o para esa clase intensa de spinning. Seamos sinceros: después de un buen día de piernas, la idea de volver a casa en bici normal suena a pura tortura. Aquí entra en escena la bici eléctrica, tu nueva mejor amiga.
Además, ¿quién dice que no se hace ejercicio en una bicicleta eléctrica? Puedes pedalear igual, y muchas te permiten ajustar el nivel de asistencia. Si quieres, puedes esforzarte tanto como con una bicicleta normal. Es como tener un entrenador personal un poco más permisivo: te exige, pero no tanto como para que te arrepientas de cada decisión que tomaste.
Ahora bien, hablemos de la etiqueta en el gimnasio. ¿Te juzgan en secreto los demás usuarios por tomar el camino fácil? Pues bien, aquí está la cuestión: ¡A nadie le importa! Todos están demasiado concentrados en su propio entrenamiento (o al menos en sacarse la selfie perfecta después de entrenar). Si acaso, probablemente te envidian porque tienes una bicicleta eléctrica esperándote afuera en lugar de esa vieja bici destartalada con la que llegaron.
Además, hablemos de todo lo que evitas al usar una bicicleta eléctrica. No hay problemas para aparcar, ni gasolina carísima, y reduces tu huella de carbono. ¡Eres prácticamente un ecologista radical!
En definitiva, si ir al gimnasio en bicicleta eléctrica te ayuda a llegar, ¡adelante! La clave de cualquier rutina de ejercicios es la constancia. Y si tu bicicleta eléctrica hace que el trayecto al gimnasio sea más fácil, agradable o simplemente un poco más divertido, entonces es sin duda la mejor opción. Al fin y al cabo, el gimnasio siempre estará ahí, ¡pero esos resultados no te van a esperar!
Así que adelante, ve al gimnasio en tu bicicleta eléctrica con orgullo. ¿Quién sabe? Quizás inspires una nueva tendencia de fitness; porque, sinceramente, ¿quién no querría llegar a su entrenamiento sintiéndose fresco y listo para darlo todo?
¡Ojalá existiera una bicicleta eléctrica que nos ayudara a levantarnos de la cama e ir al gimnasio...! ¡Pero ese es un problema para otro día!